Un desfiladero
de noches largas
que a la larga
y sin temerlo
restarán días de mi vida.
Un tremendo sueño
de realidad realizada
como ilusorio dueño
de mi desgastada alma.
Un signo de gramática
de tres silencios seguidos
que precipitan algún posible sonido
o un mutis indefinido.
Y una lluvia de pedacitos
granos de arena y gotas de rocío
carmesí enlodado
de lágrimas, sangre y corazones quebrados.
O una canción que tarareo
al compás de los encuentros
que el mundo sigue en pie
y mi sueños sólo destilan veneno.
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