domingo, 27 de febrero de 2011
Soy.
soy un hombre de historias. De contarlas. De guardarlas. De crearlas. Pero sobre todo, de amarlas. Soy, como ya dije, un hombre de historias...
domingo, 20 de febrero de 2011
Tratado de guerra.
Entonces me grabé a punta de hierro afilado y ardiente, sobre la piel, que ya había pasado el punto sin retorno; que ya me había doblegado lo suficiente, lo insuficiente, lo exagerado y lo inverosímil. Que ya la pelea seguía en pie. Que a pesar del látigo habría de resisitir. Que esto no había terminado.
Y lo grabé en mis brazos, en mis piernas, en mi torso y en mi espalda. Lo grabé en mi propio lienzo porque en esa guerra los dos bandos habitaban la misma ciudad. Esa guerra era sólo conmigo. Entre mí y mí. Y tenía que declararme al enemigo que esto no era lo último que sabría de mí.
Simplemente no me podía rendir.
A mi reflejo le grité de nuevo: "la pelea sigue en pie".
Lo triste es que ganara quien ganara, yo perdería.
Como siempre, yo perdería.
Y lo grabé en mis brazos, en mis piernas, en mi torso y en mi espalda. Lo grabé en mi propio lienzo porque en esa guerra los dos bandos habitaban la misma ciudad. Esa guerra era sólo conmigo. Entre mí y mí. Y tenía que declararme al enemigo que esto no era lo último que sabría de mí.
Simplemente no me podía rendir.
A mi reflejo le grité de nuevo: "la pelea sigue en pie".
Lo triste es que ganara quien ganara, yo perdería.
Como siempre, yo perdería.
jueves, 17 de febrero de 2011
Gestiones de lucidez
La epifanía más lúcida tiene un cariz muy doloroso: nos estamos muriendo. Invariablemente, irremediablemente, todos nos estamos muriendo. Alumbrarse de esta realidad nos ayuda a contemplar el acto de vivir de la forma más adecuada. Y plena.
viernes, 4 de febrero de 2011
Melodía 1
Tarareaba en la ausencia. Arribar me hizo cantar. Y miro a cada esquina, con miedo y alegría, como un ciervo vulnerado.
En las notas de la palabra, inflexiones de la voz. Los agudos y los graves que secuestran y regresan.
Que si vuelvo, que si ando. Si me muero, si me voy.
Camino por el aire, y me ahogo en el desierto. Me asfixia tanta nada y en la opresión me libero.
Soy el sol, soy la luna, el cielo, mar y horizonte.
Cantaba y tarareaba, todo al mismo tiempo.
Por lo campos verdes, por los campos morados. Por los campos grises y azulados.
Coqueteaba con el risco y me acostaba con el vacío.
Nada más que un atisbo, de lo sublime del delirio.
En las notas de la palabra, inflexiones de la voz. Los agudos y los graves que secuestran y regresan.
Que si vuelvo, que si ando. Si me muero, si me voy.
Camino por el aire, y me ahogo en el desierto. Me asfixia tanta nada y en la opresión me libero.
Soy el sol, soy la luna, el cielo, mar y horizonte.
Cantaba y tarareaba, todo al mismo tiempo.
Por lo campos verdes, por los campos morados. Por los campos grises y azulados.
Coqueteaba con el risco y me acostaba con el vacío.
Nada más que un atisbo, de lo sublime del delirio.
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